Tomemos como ejemplo este año, en agosto se introdujo recientemente una impresora de muestras 3D. Su significado trascendental se ha sentido en nuestra fábrica y más allá de los límites a los que la tecnología cambiante ha descendido gradualmente desde que las prácticas de reemplazo resultaron en embargos prácticamente inasumibles.
En tiempos anteriores, elaborar muestras de manera convencional costaba valiosas horas de trabajo. Pero no así en la era de las máquinas de impresión 3D, donde el proceso puede acelerarse en cierta medida. Pocas muestras de aprecio se dan a la ingeniosidad y al avance tecnológico. Los ingenieros pueden enviar sus diseños digitales directamente a una impresora 3D.
La impresora utiliza datos de diseño para construir rápidamente cada capa y puede lograr incluso los más finos detalles en un diseño, tales como ondas complejas, texturas delicadas o figuras precisas.
Es evidente que cuando las impresoras 3 D se consoliden en el mercado, la productividad de las fábricas dará un salto cuántico aún mayor y finalmente reducirá costos.